¿Qué es la
competencia en el aprendizaje de lenguas?
Como agentes
sociales que somos, llevamos a cabo a diario tareas que son necesarias en
nuestra vida, desde comprar el pan a realizar un reintegro del banco o preparar
la comida. Para realizar una tarea debemos activar una serie de competencias
específicas en un ámbito concreto.
Las
competencias están formadas por distintos conocimientos, habilidades y
actitudes necesarias para llevar a cabo con éxito una tarea.
Existe una
vinculación entre muchas tareas de la vida cotidiana y el uso y aprendizaje de
una lengua. Por ejemplo, ir a la consulta del médico, argumentando lo que le
pasa al paciente, cuáles son los síntomas…puede servir perfectamente como
referencia de cara al aprendizaje de la lengua.
Son aquellas
tareas de la vida real y donde es necesaria la comunicación, bien sea leyendo, hablando
con alguien, etc, junto a las tareas específicamente elaboradas para realizar
en el aula con las que vamos a trabajar para aprender y enseñar una lengua
extranjera, es decir aquellas denominadas pedagógicas.
Hay dos
grupos de competencias en el aprendizaje de lenguas, por un lado las
comunicativas, es decir, el conocimiento de la lengua en cuanto a gramática,
léxico, fonología, semántica, ortografía, ortoépica; la capacidad de detectar
el origen de un hablante por su acento y el contexto sociocultural; la
capacidad por ordenar un discurso coherente y de utilizar el discurso con fines
funcionales concretos, por ejemplo dar consejos.
Y por otro
lado, hay otra serie de competencias generales, no relacionadas tan
estrechamente a la lengua pero sí igualmente importantes de cara a realizar una
tarea comunicativa en una lengua. Entre estas competencias generales están
comprendidas varias: conocimiento declarativo (saber), destrezas y habilidades
(saber hacer), competencial existencial (saber ser) y capacidad de aprender
(saber aprender).
En un aula
donde se aprende y enseña una lengua extranjera hay que activar todas estas
competencias a la hora de trabajar las distintas tareas, bien sean pedagógicas
o de la vida real y en los distintos contextos de uso.
Sin palabras, qué bien.
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