miércoles, 20 de junio de 2012

Función comunicativa



Cuando utilizamos la lengua para comunicar lo hacemos con unos objetivos. Dichos objetivos constituyen la función comunicativa de los enunciados que producimos.

Las funciones comunicativas son en realidad acciones que llevamos a cabo al hablar, por ejemplo, sugerir, describir, saludar, etc. Algunos lingüistas prefieren denominar a las funciones comunicativas como actos de habla.

Trabajando la función comunicativa peticiones y, con dos actividades posibles de llevar al aula, surgen una serie de cuestiones a resolver. Primeramente, la actividad “A” sería la siguiente: Estás en la oficina y necesitas algunas cosas. Pídeselas a tu secretario. Utiliza formas de imperativo o poder + infinitivo. Pide lo siguiente: unas fotocopias para la reunión de mañana, un café de la máquina, etc. La actividad “B” sería: Alumno 1- Tu compañero es el jefe de tu trabajo. Ahora estáis en la oficina y quieres pedirle permiso para hacer algunas cosas: bajar un momento a comprar algo, usar la impresora de su despacho, etc. Alumno 2- Tu compañero es un empleado de tu oficina y tú eres el jefe. Ahora estáis en la oficina y quieres pedirle algunas cosas: recoger unos clientes en el aeropuerto esta tarde, hacer un informe en la reunión de mañana, etc.

Tenemos todos los elementos: emisor (jefe/ empleado), destinatario (jefe/ empleado), intención comunicativa (pedir a alguien que haga una cosa), contexto determinado (una oficina donde los protagonistas adoptan distintos roles y mantienen una relación jerárquica vertical).

Mis reflexiones al respecto de las preguntas formuladas son las siguientes:

¿En cuál de las dos actividades tienen los alumnos mayor libertad expresiva?
En la actividad "B" los alumnos tienen mayor libertad expresiva, dado que pueden utilizar como estrategias para realizar peticiones aquella que consideren más adecuada, bien sea imperativo, fórmulas convencionales o insinuaciones. En la actividad "A" el alumno se tiene que ajustar al uso estrictamente de imperativo y un tipo de enunciado dentro de la fórmula convencional.


¿Cuál es mejor para aprender a realizar peticiones en español? ¿Por qué?
Desde el punto de vista de la frecuencia de uso de ciertas estrategias, en este caso concreto el uso del español para realizar peticiones, parece más conveniente la actividad "A". Los españoles empleamos principalmente la forma imperativa seguida de fórmulas convencionales a la hora de pedir algo a alguien. No obstante, me parecen adecuadas las dos actividades.


¿Permiten las dos actividades valorar si el alumno sabe formular peticiones de manera adecuada? ¿Por qué?
En mi opinión, sí que permiten las dos actividades valorar si el alumno sabe formular peticiones de manera adecuada. Ahora bien, la actividad "B" es más completa, dado que abarca dos papeles diferentes, por un lado el jefe que pide algo al empleado, y por el otro, el empleado que realiza la petición al jefe. Además no hay una imposición en cuanto a la fórmula a usar.


¿Utilizaría en clase las dos actividades, solamente una o ninguna? ¿Por qué?
Como he manifestado, las dos actividades me parecen adecuadas, pero considerando que la actividad "B" permite una mayor libertad expresiva a los alumnos y propone dos roles diferentes (jefe y empleado), con lo que va a ser una buena manera de conocer la forma de tratamiento en una empresa, me decanto por la segunda de las actividades a la hora de llevar al aula.

Y tras discutir con algunos compañeros llegamos a las siguientes conclusiones:

A la primera pregunta: “¿En cuál de las dos actividades tienen los alumnos mayor libertad expresiva?”, el grupo opina por unanimidad que es la actividad B, dado que los alumnos tienen mayor libertad expresiva, ya que pueden utilizar como estrategias para realizar peticiones aquella que consideren más adecuada, bien sea imperativo, fórmulas convencionales o insinuaciones. En la actividad "A" el alumno se tiene que ceñir a una forma cerrada (poder + infinitivo y el uso de imperativo).

La segunda cuestión: “¿Cuál es mejor para aprender a realizar peticiones en español? ¿Por qué?, en este caso no todos pensamos de igual manera, hay más posicionamiento hacia la actividad B porque favorece la interacción de los alumnos y presenta un mayor abanico de respuestas. Por otra parte, hay opiniones a favor de la actividad A pues el uso de la lengua está muy presente en el aula y practicar el imperativo o la forma poder + infinitivo es practicar alguna de las estrategias más frecuentes por los españoles a la hora de pedir algo a alguien.

En cuanto a la tercera pregunta: “¿Permiten las dos actividades valorar si el alumno sabe formular peticiones de manera adecuada? ¿Por qué?”, creemos que ambas permiten una valoración, en la primera actividad respecto al uso de la fórmula propuesta y del imperativo, y en la segunda de una manera más completa, ya que se puede evaluar si el alumno sabe distinguir la forma de dirigirse a una u otra persona en función de su posición, rango, relaciones interpersonales. Además, en ésta el alumno formula peticiones adoptando distintas estrategias comunicativas y no limitándose a alguna en concreto, y por tanto sus capacidades de comunicar son más fácilmente valorables en esta segunda actividad.

Y respecto a la última pregunta:” ¿Utilizaría en clase las dos actividades, solamente una o ninguna? ¿Por qué?”, opinamos que las dos actividades son adecuadas, la primera especialmente para familiarizar a los alumnos en el uso que se da del español a la hora de formular peticiones, y la segunda por favorecer la comunicación en el aula y el conocimiento de otra serie de aspectos como puede ser la relación jerárquica entre un empleado y su jefe. En este sentido, también sería interesante tratar en clase la misma función pero abarcando más relaciones interpersonales, como por ejemplo en el puesto de trabajo con los compañeros, en el hogar con la familia, en un bar con amigos….

Y tras prestar atención a las palabras del tutor, habría que anotar lo siguiente respecto a las dos actividades:

La actividad B es mejor para aprender a formular peticiones, aunque la actividad A también podría utilizarse como práctica previa de tipo más estructural.

La actividad “A” sirve para enseñar a hacer peticiones utilizando unas estructuras gramaticales concretas. Servirá, en todo caso, como una actividad preparatoria, que después, en ciertas circunstancias, les será útil a los alumnos para aplicarlo a la formulación de peticiones.

Aprender a formular peticiones es algo que exige, entonces, tener en cuenta un criterio de adecuación pragmática: qué pedimos (no es lo mismo pedir un chicle que pedir cincuenta euros), a quién (no es lo mismo pedirle algo a un amigo que a un jefe), en qué situación... Una actividad que no tenga en cuenta estos parámetros, podría decirse que no contribuye en el aprendizaje de los alumnos en cuanto a la función comunicativa de realizar peticiones.

Eso no significa que la actividad A no pueda usarse en clase, naturalmente. Eso sí, hay que pensar cuál es su utilidad real (practicar estructuras) y cuál puede ser su lugar adecuado en una secuencia didáctica orientada a "hacer cosas con la lengua".

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